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LA SOLEMNE LITURGIA JUNTO AL TRONO DE DIOS

En un nuevo éxtasis y "por una puerta abierta en el cielo" Juan tiene una visión de la majestad divina, pero no hace ninguna descripción de Dios, ya que es inaccesible. Solamente un trono, como signo de su gloria, en un derroche de luces esplendorosas que brillan como piedras preciosas; y un arco iris, signo de alianza y de reconciliación, como después del diluvio (Gn 9,12-16). En la tradición judía, el "trono" es una imagen para hablar de Dios. En el trono hay alguien. Es todo lo que se puede saber sobre Dios. Pero se comprende que su trono sobrepasa infinitamente a los de todos los emperadores que pretenden la adoración.

 

Alrededor del trono el vidente ve a 24 personajes venerables que representan, al parecer, a nuestros antepasados en la fe. Y están también los 4 seres fantásticos o "querubines". Aquí el autor del Apocalipsis recoge la visión de Ezequiel (1, 1-26). Tienen el aspecto de un león, un toro, un águila y una persona humana. Resumen las cualidades de los vivientes: fuertes como el león, rápidos como el toro, ágiles como el águila que vuela, inteligentes como el hombre. Los "ojos" de que se nos dice que están cubiertos evocan la constelación de astros del firmamento. Desde Ezequiel, esos seres simbolizan el mundo creado. Como se encuentran en el cielo, esto demuestra que la creación material y todos los seres vivos son estimados por Dios. El vidente asiste entonces a una liturgia extraordinaria: la alabanza a Dios que rinden el cosmos y la humanidad santificados.