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Mitos de creación de los indios norteaméricanos

Vamos a ver cuatro ejemplos de mitos de creación de distintas tribus nativas de Norteamérica (el primero es común a muchas tribus, y el último, más que de creación del mundo, es de aparición de dos nuevas especies: el tabaco y el maíz), para después señalar algunas curiosas coincidencias con los relatos que hemos estudiado en la Unidad, la mayoría de los cuales proceden del Viejo Mundo.

a) La isla tortuga

Todo el mundo era agua y no existía la tierra firme, pero ya había animales. Éstos tenían que estar siempre nadando, por lo que un día se reunieron y se pusieron de acuerdo para hacer un lugar para descansar. Un castor se sumergió en el agua y con sus uñas rascó un poco de tierra del fondo; después, depositó esta tierra sobre el lomo de una tortuga gigante. Los otros animales hicieron lo mismo hasta que cubrieron toda la tortuga de tierra. Esperaron a que se secara y así se formó la tierra, que en realidad es una tortuga gigante que flota sobre las aguas.

b) Los dioses gemelos

Cuando todo era agua, en algún lugar del agua residía el creador. Pero el creador eran en realidad dos hermanos gemelos, uno bueno y otro malo. El dios bueno (Kokomath, «padre de todo») cerró los ojos y nadó hasta la superficie. El dios malo le preguntó si había abierto los ojos, y Kokomath le engañó diciéndole que sí. Por ello el dios malo se quedó ciego y fue llamado Bakotahl, «el ciego».

Kokomath provocó un remolino en las aguas y creó la tierra. Bakotahl decidió hacer algo a partir de la tierra, y creó unos seres parecidos a los humanos, pero sin manos ni pies.

Kokomath modeló con barro a los seres humanos, primero al hombre y luego a la mujer. Cuando vio los seres que había creado Bakotahl, los arrojó al agua. Entonces Bakotahl se enfadó, volvió a las profundidades y envió una ola gigante a la tierra. En esta ola llegaron todas las enfermedades y males del hombre.

Posteriormente, Kokomath hizo la luna y las estrellas y tuvo un hijo para que los hombres aprendieran de él e hicieron lo mismo. Este hijo fue llamado Komashtamho, y terminó la obra de su padre creando el sol.

Todo lo bueno de la creación procede de Kokomath y su hijo Komashtamho, mientras que todo lo malo se atribuye a Bakotahl, que habita en las profundidades y provoca los terremotos y erupciones volcánicas.

c) Las dos madres de la humanidad

Al principio sólo había dos mujeres, que habitaban en el interior de la tierra. Un espíritu, Tsitctinako, les entregó semillas de árboles para que las sembraran y pudieran después trepar por el tronco hasta la superficie. Después de mucho tiempo, pudieron salir fuera por el agujero que había provocado el tronco de un pino.

Cuando ya estaban fuera, Tsitctinako enseñó a las dos hermanas unos cantos que servían para crear a todos los seres. Ellas cantaron y aparecieron todos los animales. Después, les entregó unos cestos con semillas de maíz y les ordenó recorrer el mundo sembrando las semillas para dar a todos los seres la vida que contenían. Por eso una de ellas fue llamada Iatik, «dadora de vida».

d) La Madre del maíz

Primera Madre estaba casada con el sobrino del creador. Ya existían hombres, que se alimentaban de la caza, pero cazaron tanto que el número de animales disminuyó y los niños pasaban hambre.

Los niños pidieron comida a Primera Madre, pero ella no tenía nada que darles y sufría. Su marido la vio llorando y le preguntó qué podía hacer por ella.

Primera Madre pidió a su esposo que la matara. Y le dio instrucciones sobre lo que tenía que hacer con su cuerpo: «Que dos de nuestros hijos me cojan del pelo y arrastren mi cuerpo sobre la tierra hasta que toda la carne haya sido arrancada; después coge mis huesos y entiérralos».

 

El marido y sus dos hijos hicieron lo que Primera Madre les pidió. Al cabo de siete meses encontraron la tierra llena de plantas de maíz. El fruto era la carne de Primera Madre, que alimentó a sus hijos y a los hijos de sus hijos.

En el lugar donde habían enterrado los huesos de Primera Madre creció la planta del tabaco, que alegró la vida de los hombres.

De esta forma, Primera Madre muere y renace con amor para alimentar a sus hijos cada siete meses.

Curiosos paralelismos

Los mitos norteamericanos presentan semejanzas a veces sorprendentes con los que hemos encontrado en el Viejo Continente:

  • El origen del mundo a partir del agua, como en la Biblia (caos acuático sobre el que aletea «el espíritu de Dios») y en los mitos babilónicos (Tiamat como monstruo acuático).
  • Los dioses gemelos recuerdan a los dioses bueno y malo del mazdeísmo y maniqueísmo, así como al enfrentamiento Dios-Satanás de las religiones judía, cristiana e islámica.
  • Los hombres son modelados a partir del barro, como en el relato bíblico y otros similares.
  • Las dos hermanas que trepan por el árbol hasta la superficie de la tierra hacen pensar en el ruibarbo que produce como frutos la primera pareja humana.
  • La historia de «la Madre del maíz» es muy similar a la de otros dioses y héroes muertos y renacidos (Tammuz, Osiris, Perséfone, Dioniso, Atis...)
  • Y finalmente, otra coincidencia más que curiosa: en la tradición judeocristiana la madre de la humanidad es llamada Eva, nombre que tiene exactamente el mismo significado que Iatik: «dadora de vida».

Otros muchos mitos, como los del diluvio, aumentarían la lista de semejanzas entre las tradiciones religiosas del Viejo y el Nuevo Mundo.