Si llamamos «creación» a la producción de algo a partir de nada, hay que decir que, en sentido estricto, no hay mitos de creación. Algo así no ha sido jamás visto ni imaginado por nadie, y los mitos son relatos que necesitan el apoyo de la imaginación.
Por tanto, los «mitos de creación» de los que hablamos aquí (incluyendo el relato bíblico) son más bien mitos de configuración: no se parte de la nada, sino de algo a lo que se le van dando una serie de formas.
Hecha esta aclaración, seguiremos hablando de «mitos de creación» por seguir el uso ya consagrado del lenguaje. Dentro de estos mitos de creación distinguiremos varios tipos: