«Hace mucho tiempo no había cielo arriba ni tierra abajo, sólo una vasta profundidad sin fondo envuelta en una atmósfera de niebla. En algún lugar en medio del abismo había una fuente de donde fluían doce ríos como los radios de una rueda. A medida que los ríos se alejaban de la fuente se congelaban.
»Al sur del mundo de la niebla, había un mundo de luz. Una vez sopló una cálida brisa del sur y empezó a fundir el hielo. El contacto entre el aire templado y el frío formó nubes. Estas nubes se congelaron y formaron al gigante de escarcha llamado Ymir y a su vaca Audhumbla, cuya leche alimentaba al gigante. Conforme se deshacía el hielo, afloraba la sal y Audhumbla la lamía. A medida que lamía, descubrió a un hombre enterrado en el hielo. El primer día apareció su cabello. El segundo día se podía ver toda la cabeza y los hombros. Para el tercer día todo su cuerpo quedó libre de hielo. Éste fue el primer dios, el padre de Odín, Vili y Ve.
»Estos tres dioses mataron a Ymir y su cuerpo salado fluyó hasta formar los mares (puesto que Ymir se alimentaba de la leche de la vaca, la cual lamía la sal del suelo). Los huesos de Ymir formaron las montañas y su carne formó la tierra. De su pelo brotaron toda suerte de plantas. Entre ellas estaba Aske, el fresno, y Embla, el olmo. Del fresno, Odín formó a un hombre, y del olmo, a una mujer. Los humanos recibieron del propio Odín la vida y el alma. Vili les dio la razón y el pensamiento, mientras que Ve les dio el habla y el movimiento.
»Odín organizó el mundo separando las tinieblas de la luz, creando la noche y el día. Odín formó a Midgard o "Tierra de Enmedio", para que la humanidad viviera allí. También formó Asgard, hogar de los dioses. El universo está sostenido por Yggdrasil, un poderoso fresno. Una de sus raíces toca Asgard y otra Midgard y una tercera está bajo tierra, donde moran las almas de los muertos, bajo la vigilancia de Hel, la hermana de Odín.
»Ymir el gigante no resultó muerto del todo, ya que parte de su cuerpo está todavía vivo y duerme al pie del gran fresno Yggdrasil. Cuando su cuerpo se mueve, la tierra tiembla».
Tomado de J. F. Bierlein, El espejo eterno.