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Lascaux

«Un gran santuario como el de Lascaux debe haber sido centro de culto durante varios miles de años... Dentro de su sagrado recinto debieron de celebrarse gran variedad de ritos, desde la magia cinegética hasta algún misterioso simbolismo conmemorativo de los peligros de la caza. Así, en los rincones más recónditos, al fondo de un declive de unos seis metros, tan peligroso que aún hoy día se requieren los servicios de un guía experto para explorarlo, una escena representa a un hombre muerto por un bisonte cuyo flanco aparece atravesado por una lanza, vertiendo al exterior sus entrañas. Al lado, un rinoceronte lanudo, pintado en distinto estilo, parece alejarse lentamente tras haber quizá desgarrado al bisonte... Un poco más abajo hay un pájaro sobre un poste. El Abbé Breuil interpreta la escena como una pintura votiva del cazador fallecido, quien, según él, quizá habría sido enterrado en la cueva. Según otra explicación posible, la escena correspondería a un motivo más siniestro, habiendo sido ejecutada con la intención maligna de acarrear la destrucción del cazador. En cualquier caso, y dada su colocación, quienes la pintaron en esta parte peligrosísima y recóndita de la cueva debían considerarla dotada de gran potencia para el bien o para el mal».

E. O. James, Historia de las religiones, Alianza.

Hombre muerto por un bisonte también herido...

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