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Los ritos de iniciación en las grandes religiones

Las religiones sacralizan los momentos decisivos en la vida de la persona (nacimiento, inicio de la edad adulta, matrimonio, muerte...), de forma que aparecen rituales que acompañan y orientan al individuo en estos momentos.

En estos rituales se repite, de una u otra forma, el simbolismo de muerte y renacimiento que hemos visto en las religiones primitivas. Vamos a ver dos ejemplos: el bautismo cristiano y la circuncisión judía:

a) bautismo cristiano

En su forma original, el bautismo consiste en la inmersión bajo el agua. Este hecho alude a la sepultura (inmersión en la tierra) y recuerda también episodios como el diluvio o muerte de todas las criaturas.

Tras la muerte aparece el nuevo nacimiento: la persona sale del agua y es revestida con una túnica blanca. Recibe un nombre (si se trata de un bautismo de adultos, puede incluso ser un nombre distinto del que llevaba antes). Eso significa que ha empezado a existir (ha muerto a la existencia profana y ha renacido para una vida santa).

Pueden aparecer, además, otros signos de la nueva vida: unción con aceite, encender la luz de una vela, etc.

b) La circuncisión judía

Se realiza a los ocho días del nacimiento y expresa la pertenencia del niño al pueblo de Israel (el pueblo elegido por Dios).

Como ya hemos visto al hablar de los pueblos primitivos, la mutilación significa la muerte del individuo. Además, quien realiza dicha mutilación (cortar el prepucio) es el representante de Dios (el rabino).

A continuación el niño recibe el nombre: llamar a alguien por su nombre es reconocer su existencia. En el acto están presentes, además del padre y el rabino, un padrino y al menos diez judíos adultos que representan a todo el pueblo santo de Dios.

Hay además un asiento vacío (o cubierto con un paño), por medio del cual se hace presente en la ceremonia el profeta Elías. Éste, que fue arrebatado al cielo en un carro de fuego y cuyo regreso se espera, representa a la vez el pasado y el futuro del pueblo de Israel.

El significado está claro: Dios, por medio del rabino, ha matado al hombre «gentil» (no creyente) y ha hecho nacer un miembro de su pueblo santo.

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