JESÚS

 

« Anterior | Siguiente »

 

¿Quién era, pues, Jesús de Nazaret?

Jesús (“Dios salva”) no se ha atribuido ningún título sino el del “Hijo del Hombre”. “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mc 8,27), Pedro responde: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16). En otro momento, a Pedro, que quiere librar a su maestro de los sufrimientos que le esperan, le dice: “aléjate de mí Satán porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”  (Mc 8,33). Caifás: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios bendito?”; Jesús: “Lo soy” (Mc 14,61-62). Pilato: “¿Eres tú el rey de los judíos?”;   Jesús: “Tu lo dices” (Mc 15,2).

Pantocrator

El título de Hijo de Dios se podía atribuir en la época en Israel a los justos, a David y su linaje. Jesús nunca se atribuyó directamente este título, pero se comportó como tal. Llama a Dios “abba” (papá en arameo). “Todo me ha sido dado por mi Padre y nadie conoce al Hijo sino es el Padre…” (Mt 11,27). Cuando sale del agua del bautismo, una voz de lo alto dice: “He aquí mi hijo amado… escuchadlo”  (Mt 17,5). Para el incrédulo Tomás se convierte en “Mi Señor y mi Dios” (Jn 20,28).

Para los discípulos y los creyentes, Jesús, el Redentor, es indudablemente el hijo de David, el Mesías esperado, nacido pobre en un pesebre, el Hijo de Dios ofrecido en sacrificio para el rescate de la multitud que viene a predicar la paz, el amor de Dios y del prójimo.

El Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles el día de Pentecostés despejando su desesperación y su incredulidad, para iluminarlos y fortalecerlos. Luego fundaron multitud de “Iglesias” entre los judeo-cristianos y los paganos. El testimonio de su fe les llevó hasta el martirio.

« Anterior | Siguiente »