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FARISEOS

El grupo religioso de los fariseos:

No conocemos con exactitud el origen de los fariseos. Es fácil que procedan de los asideos o piadosos de la época maca­bea. En los evangelios aparecen unidos a los escribas, con los que tienen una estre­cha relación. Estos escribas eran los inte­lectuales judíos, los doctores de la Ley, los teólogos herederos de los sabios de Is­rael; eran hombres de carrera y de sólida formación; por esta ciencia teológica eran los dirigentes de los fariseos. 

Lo característico de los fariseos era su espiritualidad: son hombres muy fervorosos, que encarnan el ideal de la santidad. El eje que taladra su vida religiosa es la fidelidad a la Ley. La estudian, tanto la escrita como la oral, hasta conocer la mi­nucia más insignificante y las interpreta­ciones que daban los escribas. No lo ha­cían por tener erudición, sino para no incurrir en pecado por su ignorancia. y con el estudio juntan la más estricta ob­servancia: pago escrupuloso de los diez­mos, que la mayoría de la gente no paga­ba, cumplimiento riguroso del sábado, fidelidad a las leyes de los sacrificios, guarda de las normas de pureza ritual, etcétera. y esta práctica de la Leyera lo que, ante la gente, los hacía justos. 

JESÚS EN DISPUTA CON LOS FARISEOS¿Eran muy influyentes? En política, no, porque mantenían una actitud moderada: no compartían las aspiraciones de los ze­lotas, que se oponían por la fuerza de las armas a los romanos, ni apoyaban esta dominación extranjera, como hacían los saduceos. Pero en el terreno religioso, y debido a sus ayunos, oraciones y limos­nas, gozaban de mucho prestigio delante de la gente. Eran solamente unos 6.000, pero los conocimientos que tenían sobre la Ley hacían que el pueblo sencillo los admirara y hasta amplios sectores les prestaran simpatía y adhesión. 

También tenían sus fallos. Daban una importancia exagerada a la ley, a veces en contra del bien del hombre; guardaban minucias sin trascendencia al mismo tiempo que descuidaban la justicia y la misericordia; al creerse por su santidad superiores a los demás, se volvían orgu­llosos y se distanciaban de los ignorantes y de los pecadores. Por todo esto tenían que chocar con Jesús.

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