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POSTURA DE JESÚS ANTE LA LEY

En los evangelios Jesús aparece varias veces enfrentado a los escribas y fariseos con motivo de su actitud respecto a la ley. Pero no todos los escribas y fariseos eran adversarios de Je­sús; hubo quienes lo defendían e incluso se hicieron discípulos suyos; el enfrentamiento era con los legalistas, que defendían la ley por encima del amor. 

Los escribas y fariseos legalistas hacían una interpretación interesada, inhumana, forma­lista y egoísta de la ley; añadían normas y más normas y enseñaban a cumplirlas al pie de la letra; la gente humilde y sencilla que no cono­cía ni podía cumplir las normas eran conside­rados pecadores y despreciados. Por otro la­do, los legalistas, al cumplir la ley, exigían a Dios una retribución por sus obras; esta acti­tud hacía que se sintieran mejores que los de­más y con derecho a los dones de Dios. 

Jesús se enfrenta a esta interpretación inte­resada, inhumana, formalista y egoísta de la ley y hace ver que: 

- las normas dadas por los legalistas no son ley de Dios, sino normas inventadas por ellos para utilidad y provecho propio (ver Mt 15,5-6);

- el hombre no está hecho para le ley sino la ley para el hombre (ver Mc 2, 23-28);

- no basta el cumplimiento exterior de la ley, es necesaria la conversión del corazón (ver Mt 15, 2);

- el cumplimiento de la ley no debe condu­cir a una actitud de suficiencia ante Dios ni de desprecio ante quienes no la conocen ni cum­plen (ver Lc 18,9-14), sino al amor a Dios y al prójimo: Jesús no ha venido a invalidar la ley sino a perfeccionarla, enraizándola en el amor que brota del corazón.

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