JESÚS Y LOS MARGINADOS:

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Los pobres

La tierra de Palestina es árida y poco fértil. Saqueada a lo largo de su historia por sucesivas guerras, y desde hacía ocho siglos ocupada por potencias extranjeras, era en tiempo de Jesús una nación esquilmada. No había muchos esclavos; sólo eran numerosos en la corte de Herodes. Pero los pobres formaban una verdadera legión. Unos vivían de las ayudas que la gente les daba; otros ganaban su escaso sustento con el trabajo. Estar sin él era trágico para los jornaleros.

El relato de la multiplicación de los panes sirve para imaginarnos el triste panorama de la miseria del pueblo: sin alimentos suficientes que llevarse a la boca, sin trabajo con el que poder ganar el jornal diario, sin techo donde guarecerse. La parábola del rico epulón y del pobre Lázaro, o la de la mujer angustiada por haber perdido una moneda, son muy expresivas del ambiente en que vivió Jesús. Como suele suceder en casi todas las épocas, esa pobreza económica llevaba aparejada la pobreza social; no sólo se carecía de dinero, sino de amistades, de prestigio y de influencia.

 

La postura de Jesús

En primer lugar quiso nacer dentro de los pobres. Su madre, María de Nazaret, estaba casada con un carpintero, profesión que no podía ser muy MENDIGOlucrativa en el medio campesino. Cuando llegó la hora de elegir discípulos, llamó a pescadores del lago de Tiberíades y a labriegos de las campiñas de Galilea. Es verdad que, según la tradición, tenía una túnica inconsútil, que los soldados no quisieron romper en trozos tal vez para que no se estropeara. Pero él mismo dijo que su vida estaba a la intemperie, con menos seguridad que los pájaros, a los que no falta el calor del nido, o que las raposas, que tienen sus madrigueras; Jesús, el hijo del hombre, no tenía donde reclinar su cabeza.

Y además Jesús optó por los pobres. Tan cercano se siente a esa categoría que alguien ha podido resumir su evangelio no en la frase "el reino, la salvación ha llegado", sino en esta otra: "el reino, la salvación ha llegado a los pobres y pecadores". Vivió el amor universal, sin excluir a nadie, pero mostró sus preferencias por los desheredados.

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