UNCIÓN DE ENFERMOS
Jesús siempre estuvo cerca de los enfermos y de todas las personas que sufrían: leprosos, ciegos, cojos, sordos... Una de sus principales actividades era acompañar y curar a los enfermos. Después de escoger los doce apóstoles, los envió a proclamar el reino de Dios. Los doce predicaban el mensaje, expulsaban demonios, ungían a los enfermos con aceite y los curaban. El sacramento de la unción tiene como finalidad ayudar a descubrir en el dolor, y también en la muerte, un don que viene de Dios, y a participar en la esperanza de un encuentro definitivo con el Padre Dios. El encuentro con Cristo que se produce en el sacramento ayuda al cristiano a superar la parte más dura y cruel que tiene la enfermedad, al sentir la paz que brota del hecho de descubrir la presencia y la cercanía de Jesús. Él también experimentó el sufrimiento y lo ofreció al Padre a favor de todos. La enfermedad y la muerte no son un absurdo para el cristiano. Ningún acto carece de sentido cuando se ofrece para el bien de los demás, como Cristo ofreció su pasión y su muerte por el bien de la Humanidad. El sacramento de la unción es un sacramento de vida. Ayuda al enfermo a encontrarse con Jesús, presente en su vida, y a vivir la experiencia del dolor en su dimensión cristiana. El símbolo que se usa en el sacramento es el aceite. Antiguamente, muchos atletas se untaban el cuerpo con aceite, también se usaba para curar las heridas. El aceite en este sacramento quiere expresar la fuerza para luchar y aceptar el dolor, sabiendo que la presencia de Dios siempre es curativa y purificadora. El sacerdote unge la frente y las manos del enfermo, como partes simbólicas del cuerpo y el espíritu, mientras dice: “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”. El sacramento se celebra en presencia de un grupo de personas que representan la Iglesia y, que, unidas al enfermo, comparten la experiencia del dolor y la esperanza de una rápida recuperación. No se debe confundir el sacramento de la unción con la llamada “extremaunción” que es un rito que acompaña al creyente y la familia en el momento del tránsito de la muerte. |