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5- RELIGIÓN Y MORAL

El recorrido realizado en el punto anterior por las distintas formas de sacrificio nos ha servido para comprobar el diferente grado de moralización de las ideas religiosas a lo largo de su historia: entre la práctica de los sacrificios humanos para vivificar a una divinidad sedienta de sangre y la vida religiosa entendida como sacrificio espiritual hay una distancia ética enorme, que se ha recorrido a lo largo de muchos siglos a veces dentro de la misma tradición religiosa. 

En cualquier caso, toda religión incluye necesariamente un código de conducta o conjunto de normas. Sin embargo, la calidad ética de dichas normas varía mucho en función del grado de moralización alcanzado.

5.1 La moral religiosa como conjunto de tabúes

En un principio, las normas morales son las relativas a los tabúes y dictan cuál es el comportamiento correcto en relación con lo sagrado.

En esta etapa (que coincide con la forma más primitiva de una religión), normas que nosotros consideramos fundamentales como «no matar» o no aparecen (caso de los sacrificios humanos o la guerra santa), o, si aparecen, son puestas al mismo nivel que otras como «no comer tal alimento» o «no pasar delante de la casa del jefe con la cabeza descubierta».

5.2 Moralización progresiva

Posteriormente, se hace una clasificación dentro de las normas religiosas, por la que se distinguen normas fundamentales y secundarias, contemplando la posibilidad de excepciones en el cumplimiento de las normas secundarias, y haciendo referencia, las fundamentales, a valores éticos que trascienden el estricto cumplimiento de los rituales establecidos.

5.3 La «moral universal»

Finalmente, la religión se llena de contenido ético, coincidiendo prácticamente todas las religiones que han llegado a este estado en lo que se consideran principios fundamentales de conducta:

  1. La regla de oro, que, bien en su formulación positiva («trata a los demás como quieras que te traten») o negativa («no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti»), aparece en todas las grandes religiones: judaísmo, cristianismo, islam, budismo, hinduismo, confucianismo...
  2. El universalismo (igualdad fundamental de todos los hombres, independientemente de su nación, raza o cultura), contrario a las divisiones y exclusiones entre los hombres.
  3. La atención al espíritu, frente a la mentalidad exclusivamente económica y utilitaria.
  4. El cuidado a los pobres, enfermos, ancianos y, en general, excluidos de la vida social.
  5. La preocupación por la paz y la justicia como valores que deben orientar la vida de los creyentes

5.4 La reacción fundamentalista

El fundamentalismo aparece como un «paso atrás» en la tendencia general de las morales religiosas hacia unos contenidos éticos universales. En efecto, el fundamentalismo religioso pone el énfasis en lo exclusivo de la religión propia, despreciando o minusvalorando lo común, y llegando a sacrificar los valores de la paz y la convivencia por la defensa fanática de unas creencias.

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