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4- RITOS Y SACRIFICIOS

Los ritos son las acciones, generalmente comunitarias, en las que el  creyente capta y manifiesta el sentido de su religión.

Podemos decir que todo rito consiste en la imitación de un modelo sagrado, que la persona realiza esperando que produzca efectos en su vida.

Lo anterior explica que el rito deba realizarse siempre de la misma manera, ya que no se trata de hacer lo que uno quiere, sino de imitar un modelo.

Puesto que en otra Unidad hemos estudiado ya los ritos de paso, vamos a centrarnos ahora en una forma de culto que, junto a la oración, representa el elemento más característico de toda religión: las ofrendas o sacrificios que el creyente realiza en favor de la divinidad o ser sobrenatural.

4.1 El sacrificio como «dar vida»

Es probable que, en su origen, la finalidad del sacrificio fuera dar algo que el dios o espíritu necesitaba.

Puede entenderse así que la forma primera de sacrificio implicara siempre derramar sangre, ya que, en la mentalidad primitiva, la sangre contiene la vida. Así, el dios (o espíritu) cobra fuerza y vida al recibir la sangre de la víctima sacrificada.

4.2 El sacrificio como restitución

En un segundo momento, el creyente entiende el sacrificio como devolver a la divinidad lo que ésta, previamente, le ha concedido.

En esto consiste el sacrificio de las primicias: si la Madre Tierra, o los dioses, han dado al hombre todos los frutos de la Tierra y los animales del campo, los hombres les ofrendan los primeros frutos del año o los primeros animales nacidos como muestra de reconocimiento (y, de paso, para poder consumir el resto con tranquilidad).

4.3 Sacrificio y rescate del primogénito

Una forma especial de sacrificio de las primicias es el sacrificio de los primogénitos, que consistía en devolver a la divinidad (sacrificar) el primero de los hijos.

Está comprobada la existencia de estos sacrificios en la antigüedad, como confirma el recuerdo borroso y deformado que de ellos aparece en ciertos episodios de la Biblia (Abraham e Isaac, matanza de los primogénitos egipcios, etc.).

Con posterioridad, se estableció la costumbre del rescate de los primogénitos, en la que éste era sustituido por otra víctima (un prisionero, esclavo o animal), o bien la muerte real era sustituida por el derramamiento de la sangre que resultaba de alguna herida (éste es, probablemente, el origen de costumbres como la circuncisión).

4.4 Sacrificio de expiación

Se entiende por expiación la reparación de las culpas, a fin de evitar el castigo que corresponde a esas culpas.

En la mentalidad de los pueblos antiguos, si la tribu era víctima de una desgracia (malas cosechas, epidemia, derrota militar...), se entendía que una maldición había caído sobre ella, probablemente como consecuencia de la violación (muchas veces inconsciente) de un tabú. La ofrenda a la divinidad tenía, en este caso, la finalidad de escapar de la maldición («lavar el pecado»).

En el sacrificio de expiación, la víctima (humana o animal) sustituye a la comunidad entera, que de esta forma recibe el perdón de sus culpas.

4.5 El chivo expiatorio

Un paso más en esta misma dirección se da en el ritual del chivo expiatorio, que tenía lugar en las fiestas del Año Nuevo babilónico: los pecados de todo el pueblo se transfieren a un chivo, que luego es abandonado en medio del desierto.

De esta manera, la comunidad entera queda limpia, renovada y purificada.

Rituales semejantes aparecen en muchos pueblos: por ejemplo, los indios iroqueses de Norteamérica tenían su propia celebración del Año Nuevo, cuando los pecados de la tribu eran transferidos a dos perros blancos que a continuación morían estrangulados.

4.6 Sacrificio de comunión

Hablamos de sacrificio de comunión cuando la ofrenda a los dioses va seguida de un banquete, en el que se fortalecen los lazos de los creyentes con la divinidad y entre sí.

En una de sus formas, el sacrificio de comunión consiste en comer al animal o alimento que representa al dios (es decir, comer al dios). Hablamos entonces de banquete o comida sacramental.

En el hinduismo, las ofrendas vegetales y de productos como leche y mantequilla han sustituido por completo los antiguos sacrificios de animales.

4.7 La crítica a los sacrificios

Forma parte también de la religión la reacción contraria a los sacrificios, sobre todo en sus formas más crueles y sangrientas. Así, nos encontramos, a medida que la religión va llenándose de contenidos éticos, con el rechazo absoluto de los sacrificios humanos y la progresiva sustitución de los sacrificios animales por ofrendas vegetales (hinduismo, religión griega).

Por otro lado, los reformadores religiosos (Buda, los profetas de Israel) advierten sobre la inutilidad de los sacrificios materiales para alcanzar la salvación.

4.8 El sacrificio espiritual

En un momento de la evolución religiosa, el creyente comprende que los sacrificios materiales son únicamente símbolos del único sacrificio que verdaderamente importa: la entrega voluntaria de la propia vida. Así lo dice el profeta Oseas y lo recoge Jesús de Nazaret:

«Misericordia quiero, y no sacrificios» Os 6,6 (Mt 9,10-13; 12,1-8)

Esto no significa que los sacrificios desaparezcan: las personas religiosas necesitan (como todo el mundo) signos sensibles, aunque traten de no quedarse en dichos signos, sino ir más allá de ellos.

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