JESÚS Y EL PADRE:

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El Padre en la existencia de Jesús

Tal vez la definición más popularizada en los últimos años para calificar a Jesús es la del teólogo protestante DIETRICH BONHÖFFER: "Jesús, el hombre para los demás". Para completar esta imagen de Cristo, el jesuita KARL RAHNER ha querido hablar de Jesús como "el hombre para Dios".

Ninguna de las dos definiciones es completa y las dos son necesarias. Si no queremos mutilar la verdadera fisonomía de Jesús de Nazaret, tal como ha quedado dibujada en los evangelios, es preciso no separar estas dos dimensiones de su personalidad. Una hace referencia a Dios, otra a su relación con los hombres. Ante Dios vive como hijo, con los hombres se solidariza como hermano.

En este tema, vamos a referirnos a la intimidad de Jesús con Dios. Para ello vamos a mirar tres aspectos de Jesús: como revelador del Padre, obediente a su voluntad y en oración filial con Él.

Todo ello sin olvidar este punto fundamental: el reino que Jesús anuncia no supone sólo unas nuevas relaciones entre los hombres, sino también una especial relación del hombre con Dios. Que Jesús no sólo ha enseñado con su palabra, sino sobre todo con su vida.

 

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