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EL LLAMAMIENTO A LOS ALEJADOS DE DIOS

IMG-04La misión de Jesús es implantar el Reino de Dios. Jesús se entrega a esta misión sin hacer concesiones a quienes le quieren apartar de su camino: denuncia las injusticias, pero se opone a la violencia; predica la religión, pero se enfrenta a los que se sirven de ella para atemo­rizar a la gente; habla de la ley, pero la pone al servicio de las personas, en contra de los que la ponen por encima. 

Jesús quiere que todos se acerquen a Dios, pero ve cómo muchos se resisten creyendo que ellos ya tienen a Dios. Desde sus respecti­vas posiciones los grupos religiosos critican a Jesús: le tachan de extremista, de no respetar la ley, de libertino; de andar con los pecadores y gente despreciable.

En cambio, Jesús ve cómo su mensaje en­cuentra acogida entre la gente tachada de pecadora y despreciable. Por eso, Jesús dirá a algunos sacerdotes: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el Reino de Dios" (Mt 21, 31). Jesús siente compasión por los pecadores, los perdona y los integra en la sociedad; acoge a los que, por su enfermedad, son excluidos del contac­to con  los demás; dialoga con la samaritana, a pesar de que la ley lo prohibía; perdona a la mujer adúltera, aunque la ley la condenara, ­llama a su Reino a todos los gentiles, que según la opinión de los doctores estaban “alejados de Dios".