El reino de Dios, utopía del amor
Jesús coloca el amor en la cima de todos los valores humanos. No se limita a repetir las consignas del Antiguo Testamento, sino que imprime a la vivencia de la fraternidad una dimensión nueva. El amor al prójimo debe ser universal y abarcar a todos, sin discriminar a nadie; ha de ser desinteresado, sin buscar la recompensa, y tan generoso que no tenga más límites que las necesidades ajenas y las posibilidades propias. Quien ama así está construyendo una nueva humanidad en la tierra y se hace merecedor del reino de Dios. |