Introducción Viene de la palabra latina homo (hombre). La nueva forma de pensar confíaba en el ser humano, en su razón y en su capacidad para cultivar todas las ramas de la sabiduría. Si en la Edad Media los ideales de perfección fueron el guerrero o el monje, ahora será el cortesano, el caballero renacentista; sabedor de las lenguas clásicas, griego y latín, de la poesía y de la historia; capaz de escribir en prosa y en verso; conocedor y practicante de la música, el dibujo y la pintura; hábil en el manejo del caballo, en torneos, competiciones y juegos; además, gentil y galante. El ideal humanista pretendía una formación integral, esto es, saber de todo; tal vez lo contrario que ahora, que se tiende más a la especialización, a saber mucho de una materia, aunque se desconozca lo elemental de otras muchas. Claro está, eso era el ideal. La realidad luego sería otra. Lo cierto es que algunos personajes de la época sí que se aproximaron. Los humanistas se reunían para cambiar impresiones y experiencias. Lo hacían en la corte, en los palacios de los mecenas, sus protectores, o en academias. Escribían sus obras en la lengua de su país y no en latín, que era la lengua culta de la época anterior, un gesto más de romper con lo medieval; por ello, cobraron gran importancia las literaturas nacionales. Solían viajar mucho a otros países, para entrevistarse con sus colegas y estar al corriente de sus actividades. Las ciudades donde más se desarrolló el Humanismo fueron: Florencia, Venecia, Bolonia y Padua (en Italia); París (Francia); Oxford (Inglaterra); Alcalá de Henares y Salamanca (España). Este movimiento además de tener un fuerte impacto en la literatura y el arte, se expandió por toda Europa donde sus influencias llegaron a tomar parte importante tanto en la educación como en la teología, conformándose como una de las causas principales de la Reforma. El humanismo es un concepto definido desde la filosofía, que intenta poner especial énfasis en la dignidad y el valor de la persona humana, considerándola como un ser racional capaz de practicar el bien y encontrar la verdad. Hoy el término humanismo se utiliza comúnmente para indicar toda tendencia de pensamiento que afirme la centralidad, el valor, la dignidad del ser humano, o que muestre una preocupación o interés primario por la vida y la posición del ser humano en el mundo. Con un significado tan amplio, la palabra da lugar a las más variadas interpretaciones, y en consecuencia, a confusión y malentendido. Efectivamente, ha sido adoptada por muchas filosofías que cada una a su modo han afirmado saber qué o quién es el ser humano y cuál es el camino correcto para la realización de las potencialidades que le son más específicas. Vale decir que toda filosofía que se ha declarado humanista ha propuesto una concepción de naturaleza o esencia humana, de la que ha derivado una serie de consecuencias en el campo práctico, preocupándose por indicar lo que los seres humanos deben hacer para así manifestar acabadamente su humanidad.
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