Desde el exilio babilónico y, sobre todo, desde el final del Estado judío el año 71 d. C., el pueblo de Israel había estado disperso por distintas naciones del mundo; sin embargo, conservaba una fuerte conciencia de su unidad, que se expresaba sobre todo en el mantenimiento a lo largo de los años y en distintos lugares de un conjunto invariable de tradiciones y creencias religiosas.
En síntesis, podemos decir que las creencias que configuraban la conciencia nacional y religiosa de los judíos eran básicamente éstas:
a) Existe un Dios único, creador del mundo, que se da a conocer
como el Dios que ama y salva: Yahvé
b) Este Dios único ha elegido al pueblo de Israel entre todos
los pueblos de la tierra.
c) Como señal de su elección, Dios establece con Israel una Alianza,
en el monte Sinaí. Por ella Dios le proteje y ayuda, pero exige al pueblo
que sea fiel a la Ley (Torah) que le entrega en el monte Sinaí
por medio de Moisés.
d) La Torah ha sido conservada tal como fue dada en el Sinaí y
tiene validez eterna, ya que procede de Dios.
e) La humillación actual de Israel, su sometimiento a los gentiles, es
una prueba a la que Dios somete a su pueblo para que éste demuestre su
fidelidad.
f) Desde esta situación de sufrimiento, los judíos esperan
la llegada de un mesías que restaure a Israel y haga que resplandezca
entre, todas las naciones. (Credo
de Maimónides)
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