4.2 Evolución histórica

Desde Abraham y Moisés hasta los primeros tiempos del cristianismo, una serie de acontecimientos influyeron profundamente en la evolución del judaísmo.

En este período de tiempo surgieron unos hombres providenciales, escogidos por Dios, que guiaban y orientaban al pueblo de Israel en su reflexión religiosa. Predicaban la conversión de corazón y, en las adversidades, ayudaban al pueblo a mantener el espíritu religioso. Eran los profetas que preparaban la venida del Mesías.

Esta etapa de la historia del pueblo de Israel se conoce como Historia de la Salvación y es compartida por el cristianismo.

En el año 70 de nuestra era, los romanos, que dominaban Israel, destruyeron su Templo y los judíos, sin tierra, sin patria y sin Templo, se dispersaron (diáspora) por todo el mundo conocido.

En ese momento adquiere una gran importancia el judaísmo rabínico, centrado en la figura del rabino, maestro de la Ley y responsable de la sinagoga, su centro aglutinador.

El judaísmo y el cristianismo se separaron definitivamente a los pocos años del nacimiento del cristianismo.

En los siglos X y XI, los judíos colaboraron en el desarrollo cultural tanto del mundo musulmán como del cristiano. Nuestra cultura da testimonio de ello. Pero la intolerancia, las expulsiones de judíos de muchos países y, ya en el siglo XX, el exterminio de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial (lo que se ha dado en llamar el "holocausto") han marcado profundamente su historia.

Actualmente, el pueblo judío intenta reagruparse en el actual Estado de Israel, aunque ello lleva consigo fuertes tensiones con el mundo árabe.