La línea conservadora muestra un mayor respeto que el reformismo hacia las tradiciones judías (Torah y Talmud), tratando de conservarlas en su integridad, pero a la vez mostrando externamente todos los signos de integración social y asunción de la Modernidad.
Para explicarlo con un ejemplo concreto: un judío conservador cumple escrupulosamente la norma que prohíbe trabajar en sábado, interpretada de acuerdo con la tradición -hay ciertas actividades que sí está permitido realizar, y ciertas excepciones legítimas de la norma-; pero no pretende que la ley civil, ni siquiera la de Israel, obligue a cumplir esta norma o sancione con multas al que no lo hace.
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