Revista Tiempo. 6 de NOVIEMBRE de 2006. ESPAÑA
EL CONFLICTO SOBRE LAS CONDICIONES LABORALES DE LOS
PROFESORES DE RELIGIÓN
¿El último ‘nihil obstat’?
Los sindicatos sienten que el Gobierno traiciona su intención
de que los obispos respeten el Estatuto de los Trabajadores.
Javier Otero
El Gobierno no termina de dar salida
a la peculiar situación de los profesores de Religión. El borrador de decreto
que deja en manos de la Iglesia la rescisión de sus contratos ha causado
perplejidad en este colectivo, que creía que con la Ley Orgánica de Educación
(LOE) había quedado claro que tenían garantizados sus derechos por el Estatuto
de los Trabajadores.
Estos cambios coinciden con las novedades sobre la regulación de la asignatura
de Religión, que pueden ir desde la reducción del número de horas que se
imparten al establecimiento de una asignatura alternativa, pero de elección
voluntaria. La situación laboral de los profesores de Religión es conflictiva
debido a que algunos sufrían la retirada del beneplácito de las autoridades
eclesiásticas para que dieran clase, a veces por razones como haberse
divorciado. Esto suponía el fin de su relación laboral, pero varias sentencias
judiciales han estimado la improcedencia de esta rescisión y han condenado al
Estado al pago de indemnizaciones.
Los profesores, tras las enmiendas correspondientes en la ley, entendieron que
el reconocimiento de que la suspensión de sus contratos debía adecuarse a
Derecho significaba el amparo del Estatuto de los Trabajadores. Ahora el
borrador de decreto que lo desarrolla indica, sin embargo, que el contrato puede
finalizar “por retirada de la autorización para impartir clases de Religión de
la confesión religiosa que la otorgó”.
Contradicciones
La Conferencia Episcopal asegura que las razones por las que los obispos
proponen o no a un profesor como candidato no dependen de normas concretas, sino
de decisiones individuales de cada obispo. El Ministerio de Educación no comenta
la interpretación de este párrafo porque se trata de un borrador.
Para Matilde Llorente, de Comisiones Obreras, la clave se encuentra en la
contradicción entre los compromisos de los Acuerdos con la Santa Sede y la
legislación laboral española. Llorente recuerda que el espíritu de la LOE, al
hablar de que las rescisiones de contrato debían ajustarse a Derecho, se refería
al Estatuto de los Trabajadores. Además, este sindicato, en una primera
aproximación al borrador (aún no ha establecido una postura oficial), alerta de
que esta nueva norma establece los contratos de los profesores de Religión como
una relación laboral especial, lo que, sin embargo, no está reconocido en el
Estatuto de los Trabajadores. Aun así, confía en otros aspectos del desarrollo
legal que van en la línea de dar una mayor estabilidad, al interpretar que
implícitamente se establece que los contratos se renuevan automáticamente y que
una disposición adicional establece un compromiso de estabilización laboral.
Este sindicato cree que las causas por las que la Iglesia no proponga a un
profesor que ya trabaja como tal deben ajustarse a las causas establecidas en el
Estatuto de los Trabajadores, y no a otras razones de índole religioso o moral.
El secretario general de la Unión Sindical Independiente de Trabajadores
Empleados Públicos (USIT EP), Alfredo Sepúlveda, no acepta que el párrafo de
la ley que reza que “la remoción, en su caso, se ajustará a Derecho”, suponga
que se ajustará al Derecho de la Iglesia. Sepúlveda, además, critica la “mala
técnica jurídica”del borrador de decreto que deja en manos de la Iglesia la
extinción del contrato de trabajo porque –recuerda– la Iglesia “sólo tiene la
potestad de proponer al docente”y no es estrictamente el que autoriza su
contratación, y recuerda que con el modelo del borrador, el docente no tiene
posibilidad de defenderse.
Posición en la UE
Este estatus coloca a los profesores en una situación de inestabilidad que
provocó que la Unión Europea instara a España a que tomara las medidas para
mejorar la estabilidad de estos profesores con un plazo que ya ha vencido.
Sepúlveda recuerda que en otros países se han dado soluciones más
satisfactorias.
En este colectivo han causado también intranquilidad las noticias sobre la nueva
regulación de las clases de Religión. La posibilidad de que se reduzcan de 210 a
140 horas las clases de Religión en Educación Secundaria Obligatoria (ESO)
podría suponer el despido de unos 1.500 profesores de Religión de los 4.000 que
hay en esta etapa educativa y 15.000 en el total de ellas.
El responsable de USIT-EP augura movilizaciones y la continuación de
conflictos en los tribunales, y resume su indignación así: “La asignatura está
en el currículum de los alumnos. No podemos permitir estas situaciones
demenciales. Nos sentimos estafados”.