El País, miércoles 24-09-2003 Sociedad
Cien sacerdotes de Madrid consideran un "escándalo" la situación del profesorado y la asignatura de religión
JUAN
G.
BEDOYA
-
Madrid
"¿Se
atreverán
a
valorar
positivamente
los
resultados
de
40
años
de
enseñanza
privilegiada
y
obligatoria
de
la
religión?".
Se
lo
preguntan
a
los
obispos
cien
sacerdotes
de
la
diócesis
de
Madrid,
entristecidos
por
la
nueva
regulación
de
la
asignatura
religiosa
aprobada
por
el
Gobierno
del
PP
con
el
beneplácito
de
los
prelados
católicos.
"Frente
a
la
alegría
episcopal,
no
podemos
sino
manifestar
nuestra
tristeza
ante
el
espectáculo
de
una
Iglesia
que
no
parece
creer
en
Jesús
crucificado,
ajeno
a
todo
privilegio,
muerto
por
su
crítica
al
poder.
Una
Iglesia
que,
por
el
contrario,
se
arrima
al
poder
y
en
él
confía
decisivamente",
afirman
los
presbíteros
en
un
manifiesto
firmado,
entre
otros,
por
Máximo
Oguiza
Juan,
Rafael
Rojo
Sastre
y
Carlos
Fernández
Barberá.
El
centenar
de
curas
que
suscribe
la
declaración
está
integrado
en
el
Foro
Fernando
Urbina.
Madrid
tiene
1.600
sacerdotes
diocesanos.
La
Conferencia
Episcopal
saludó
como
"un
momento
importante"
la
reforma
que
convierte
la
asignatura
de
religión
en
evaluable
a
todos
los
efectos,
al
igual
que
su
alternativa,
pero
al
Foro
Fernando
Urbina
le
parece
un
error.
"Los
obispos
llegan
pertrechados
con
el
apoyo
del
aparato
del
Estado
y
la
Iglesia
aparece
así
semejante
a
cualquier
otro
grupo
de
poder,
que
busca
privilegios
en
su
propio
beneficio",
dicen.
También
tachan
de
"sencillamente
un
escándalo"
la
situación
laboral
de
los
profesores
de
catolicismo.
"No
cumple
con
la
doctrina
social
de
la
Iglesia
ni
con
la
ley
constitucional
que
protege
al
resto
de
los
ciudadanos",
afirman.
El
obispo
de
Canarias,
Ramón
Echarren,
emitió
ayer
un
comunicado
para
rechazar
que
se
haya
opuesto
a
la
obligatoriedad
de
la
asignatura
de
religión
católica
en
la
enseñanza
pública,
como
entendieron
anteayer
los
medios
de
comunicación
que
recogieron
sus
declaraciones.
Echarren
aclara
ahora
haber
defendido
"la
libertad
religiosa"
y
el
"respeto
a
todas
las
religiones,
incluida
la
católica"
por
ser
"un
derecho
fundamental
de
padres
y
alumnos".
Comentando
esas
declaraciones,
el
portavoz
episcopal,
Juan
Antonio
Martínez
Camino,
dijo
que
también
él
está
en
contra
de
que
"la
religión
católica
sea
impuesta
a
los
estudiantes"
y
que
esa
es,
además,
la
posición
de
la
Conferencia
Episcopal.