EL MUNDO, lunes 20 de noviembre de 2006. MADRID
EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN / La polémica
El Gobierno y la Iglesia preparan un pacto
educativo para acabar con sus discrepancias
El Ejecutivo se comprometería a 'arropar' la clase de Religión con una
alternativa reglada y los obispos no promoverían la objeción de conciencia
contra Educación para la Ciudadanía
JOSÉ MANUEL VIDAL
Exención por objeción. Ésta es la clave interna del acuerdo que manejan la Iglesia y el Gobierno en sus negociaciones para alcanzar un pacto educativo. El Ejecutivo renunciaría a su apuesta por la exención tácita de la enseñanza de la Religión en la escuela para arroparla con una alternativa reglada y, a cambio, la Iglesia abandonaría la amenaza, ya lanzada, de movilizar a sus fieles hacia la objeción de conciencia, personal y judicial contra Educación para la Ciudadanía.
Según ha podido saber EL MUNDO, además de este marco general, los negociadores de la Conferencia Episcopal y del Gobierno manejan una serie de propuestas concretas, que ya han colocado encima de la mesa. Iniciativas que cuentan, en principio, con el aval del Ejecutivo y que los obispos se disponen a aprobar en su Asamblea Plenaria que comienza hoy en Madrid.
En primer lugar, el Gobierno de Zapatero, sumamente interesado en zanjar los contenciosos abiertos con la Iglesia católica, ofrece acabar con la exención tácita a la que queda sometida en los decretos de mínimos la clase de Religión católica. Para ello propone arroparla adecuadamente de dos maneras. Primero, regulando adecuadamente la denominada atención educativa a los alumnos que no opten por la clase de Religión confesional, es decir, convirtiendo la atención educativa en una alternativa, que podrá plasmarse en estudio asistido o en cualquier otra fórmula, para evitar que los alumnos puedan irse antes a casa o tener menos carga lectiva que los que quieran Religión, confesional o no.
En segundo lugar, el Gobierno está dispuesto a ofrecer a los obispos dos alternativas a la clase de Religión confesional: la ya conocida Historia y Cultura de las Religiones e, incluso, la Educación para la Ciudadanía, aunque esta última opción cuenta con partidarios y detractores entre los socialistas.
Además de arropar la clase de Religión confesional con diversas alternativas, los socialistas están dispuestos a revisar la drástica reducción del número de clases de Religión católica en la ESO que, tal y como aparece en el borrador de mínimos, podría dejar en la calle a un tercio de los profesores de Religión, es decir, la Iglesia obtendría su clase de Religión con alternativa y seguiría manteniendo el mismo número de profesores de la misma. ¿Qué le pide el Gobierno, a cambio de todo esto, a los obispos? En esencia, que dejen de blandir la amenaza de la movilización callejera de los padres y, sobre todo, de promover la objeción de conciencia contra la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.
El trato es tan favorable para la Iglesia que los obispos no podrán negarse a aceptarlo. La jerarquía católica es consciente de la dificultad de articular adecuadamente, en el sistema educativo público, la triple propuesta de Educación para la Ciudadanía, Historia y Cultura de las Religiones y Enseñanza confesional. Pero también saben que se encuentran ante la posibilidad real de poner fin a un contencioso histórico.
Como dice Carlos García de Andoin, coordinador general de Cristianos socialistas, «un escenario final de desacuerdo precariza la enseñanza de la Religión confesional en la escuela, deja tocada del ala la Educación para la Ciudadanía y hace residual la Historia de las Religiones». Por eso, el dirigente de los cristianos del PSOE se muestra absolutamente partidario del acuerdo: «Es absolutamente necesario un compromiso entre las partes en litigio, principalmente entre la sensibilidad católica y la sensibilidad laica».
El proceso de negociación en curso pueda embarrancar, sin embargo, por la intolerancia de los extremos de uno y otro lado. Y es que el sector más laicista del socialismo reprocha al Ejecutivo que esté «cediendo demasiado ante la Iglesia y, a cambio, sólo reciba palos de los obispos».
Por su parte, el sector más conservador de la jerarquía católica juega al todo o nada. Prelados como el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares; el arzobispo de Granada, monseñor Martínez, o el secretario del Episcopado, Juan Antonio Martínez Camino, llaman a la desobediencia civil contra la Educación para la Ciudadanía.
Sin embargo, el Primado de Toledo es, a pesar de su beligerancia, el que está rentabilizando los acuerdos con el Gobierno. Algo que podría favorecerlo de cara a las próximas elecciones a la Presidencia del Episcopado, que tendrán lugar en el mes de marzo de 2008. Mientras tanto, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, sigue 'desaparecido' y el Gobierno, aunque lo intenta, no puede hacer mucho más.