El Mundo, 11 diciembre 2004 (Ed. impresa) España
España es el último país de Europa en inversión pública en
atención primaria. Sólo el 43% del gasto ambulatorio total es público, pero
somos líderes en sanidad privada no hospitalaria.
RAFAEL J. ÁLVAREZ MADRID.
Puesta en la fila de Europa, la atención primaria española es la última.
Veinte años después de empezar a reformarla y prometer que sería el «eje del
sistema», esta medicina de ambulatorio, el primer eslabón de nuestra sanidad,
tiene uno de los gastos públicos más bajos de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y el más flaco de toda la Europa de la que
existen datos.
De los 13 países europeos que miden el porcentaje que se lleva el gasto
público ambulatorio del gasto total, España hace el número... 13. Si la
República Checa dedica el 94%, España invierte el 43%. Y del gasto per cápita,
el ambulatorio público es de 180 dólares, el cuarto más bajo tras Polonia,
Eslovaquia y Hungría.
El cálculo lo han hecho cinco médicos de familia que acaban de publicar su
trabajo en la revista Atención Primaria, un par de décadas contando el mundo
imprescindible del centro de salud y alrededores. El título del artículo
científico lo resume todo: El gasto sanitario en España en comparación con el de
la Europa desarrollada, 1985-2001. La atención primaria española, Cenicienta
europea.
Tomando como fuente la Heath Data 2003 de la OCDE, los autores comparan a
España con los 22 países europeos de la OCDE en todo gasto sanitario: el total,
el público, el privado, el ambulatorio público y privado, el hospitalario
público y privado, y el farmacéutico. Todos los consideran en relación al
Producto Interior Bruto (PIB) y a la renta per capita.
Aunque la inversión hospitalaria pública sí deja a España en un nivel
aceptable, la ambulatoria pública lleva a nuestro país a codearse con los
territorios más pobres de Europa.
España inició en 1984 una reforma de la atención primaria para convertirla
en el «eje del sistema sanitario» y al médico de familia en su «figura
fundamental», decían las buenas intenciones de aquel Gobierno. Los datos de la
OCDE van desde 1985 hasta 2001, 16 años que colocan muy mal a España.
La primera conclusión del documento es que mientras Europa ha aumentado la
parte ambulatoria del gasto sanitario público y el esfuerzo público sobre el PIB
en atención ambulatoria, España los ha reducido. Y, a la vez, el gasto
ambulatorio privado es de los más altos del mundo. La reforma de la atención
primaria «no nos ha aproximado» a Europa, dicen los autores. Es más, la
distancia «es mayor que antes de la reforma».
El trecho entre el gasto sanitario público per capita y el nivel de renta
era en 2001 de 11 puntos, es decir, el mayor de los países con una renta per
capita inferior a la media. O sea, entre los más pobres. En cambio, ese margen
es mucho más angosto en lo privado. En 2001, el gasto sanitario público per
capita era el 74% de la media europea y el privado el 91%.
Tras 16 años de reforma, el gasto público ambulatorio apenas ha reducido
diferencias con Europa. En 1985 era el 50% de la media europea. En 2001, el 52%.
También durante estos años, el gasto ambulatorio público español respecto al
PIB ha aumentado su diferencia con Europa a la baja. En 1985 era el 75% de la
media europea y en 2001 el 52%. Justo al contrario de lo ocurrido con el
presupuesto hospitalario público, que ha alcanzado la media europea, tanto per
capita como en el PIB. Y mientras Europa ha aumentado el esfuerzo ambulatorio
público en un 39%, España lo ha reducido en un 11%.
En lo privado, las cosas son distintas. La parte privada del gasto
ambulatorio en España es la tercera más alta de la OCDE, detrás de Estados
Unidos y México. En términos absolutos, «gastamos en cuidados ambulatorios
privados más que muchos de los países más ricos del mundo». El 57% del gasto
total ambulatorio es privado, el porcentaje más alto de Europa. Y cuando eso se
expresa en gasto per capita, el gasto ambulatorio privado es también el número
uno de Europa, con 240 dólares. Es decir, por delante de países mucho más ricos
que el nuestro, como Francia, Italia, Alemania o Dinamarca.
Los cinco facultativos que firman el artículo escriben que es «asombroso,
casi milagroso» que España diseñara desde 1984 una reforma de la atención
primaria «y siga ahora con el mismo retraso respecto a Europa que entonces».
Después de las cuentas, es evidente que los gobiernos «prefieren la atención
especializada a la primaria» y que los españoles «parecen preferir pagar
impuestos para hospitales y poner de su bolsillo para la atención ambulatoria».
Los autores de esta investigación sugieren la existencia de una «huida de las
clases medias y altas» de los ambulatorios públicos.
Y eso, ¿qué provoca? «La erosión de la cohesión social y la pérdida de
legitimidad de lo público y básico [la atención primaria]».Además, según La
Cenicienta europea, esta huida también genera una pérdida de apoyo de los
políticos. «Los políticos son los primeros ausentes de las salas de espera de la
atención primaria».