El
País,
lunes
23
de
junio
de
2003/Sociedad
"¿Le
gustaría
que
le
obligaran
a
ir
al
fútbol
porque
otros
van
a
misa?"
J.
G.
B.
Madrid.
Éste
es
el
título
de
un
artículo
publicado
en
marzo
de
1998
por
el
ex
ministro
socialista
de
Educación
y
catedrático
de
Derecho
Eclesiástico
del
Estado
Gustavo
Suárez
Pertierra,
con
motivo
de
una
de
las
muchas
crisis
que
la
enseñanza
de
la
religión
católica
viene
provocando
en
España-
La
idea
que
expresaba
el
ex
ministro
era
la
misma
que
los
socialistas
defendieron
en
el
Congreso
de
los
Diputados
en
1979,
cuando
el
Gobierno
de
Adolfo
Suárez
y
los
obispos
acordaron
la
existencia
de
una
asignatura,
la
ética,
que
debían
cursar
obligatoriamente
los
alumnos
que
no
optasen
por
la
clase
de
religión.
El
consenso
que
reclama
el
cardenal
Rouco
en
tomo
a
la
enseñanza
religiosa
parece
imposible
con
los
socialistas
y
choca
también
con
numerosas
sentencias
judiciales,
incluso
del
Tribunal
Supremo.
Sostiene
el
PSOE,
como
cuestión
de
principio,
que
la
escuela
pública
no
es
el
lugar
más
apropiado
para
explicar
"una
fe
religiosa
en
un
Estado
constitucionalmente
neutral.
"Ninguna
confesión
tendrá
carácter
estatal",
dice
el
artículo
16.3
de
la
Constitución.
El
mismo
párrafo
añade:
"Los
poderes
públicos
tendrán
en
cuenta
las
creencias
religiosas
de
la
sociedad
española
y
mantendrán
las
consiguientes
relaciones
de
cooperación
con
la
Iglesia
católica
y
las
demás
religiones".
De
esa
redacción
no
se
deriva
compromiso
alguno,
pero
el
Gobierno
de
UCD
lo
adquirió
ante
los
obispos
mientras
se
estaba
debatiendo
la
Constitución,
acordando
en
secreto
con
la
Santa
Sede
que
la
religión
fuese
de
oferta
obligatoria
en
todos
los
centros
docentes.
Los
sucesivos
Gobiernos
socialistas,
pese
a
votar
el
PSOE
en
contra
del
Acuerdo
de
1979
y
sospechar
de
su
inconstitucionalidad
-a
pesar
de
lo
cual
no
recurrió
ante
el
Tribunal
Constitucional-,
respetaron
con
algunas
reformas
lo
decidido
por
los
Gobiernos
de
UCD
e
incluso
regularizaron
mejor
la
situación
de
los
profesores
de
esa
asignatura
-más
de
18.000-,
que
cada
año,
desde
1998,
son
elegidos
-incluso
despedidos
a
capricho-
por
los
obispos,
aunque
contratados
y
pagados
por
el
Estado.
La
alternativa
Los
reparos
del
PSOE
se
vuelven
más
radicales
ante
la
presencia
de
una
asignatura
alternativa
para
aquellos
que
no
quieran
recibir
clases
de
religión.
Para
ello
cuentan
"
también
con
una
sentencia
del
Supremo
quitando
la
razón
a
la
Iglesia
de
Roma.
Es
en
ese
terreno
donde
la
provocativa
pregunta
del
ex
-ministro,
Suárez
Pertierra
adquiere
relevancia:
el
cumplimiento
por
el
Estado
de
su
compromiso
de
habilitar
en
la
escuela
pública
una
clase
de
religión
católica
-p
de
otra
creencia-
no
puede
convertirse
en
una
carga
para
los
alumnos
que
no
la
reclamen,
toda
vez
que
es
su
opción
personal
-o
la
de
sus
padres-
en
ejercicio
de
un
derecho.
"¿No
es
esto
como
si
me
obligaran
a
ir
al
fútbol
a
la
hora
de
misa
porque
otros
quieren
ir
a
la
iglesia?",
se
pregunta
el
ex
ministro.
Con
esta
reforma
del
Gobierno
de
Aznar
el
conflicto
de
la
religión
vuelve
al
peor
punto
de
partida.