8. Las cruzadas

Cuando los "santos lugares", sobre todo la ciudad de Jerusalén, cayeron bajo el dominio musulmán, se inició un movimiento que buscaba su recuperación para la Cristiandad.

Este movimiento se tradujo en la organización de unas expediciones militares hacia Tierra Santa, alentadas por los papas y dirigidas por los reyes cristianos. A estas expediciones se las llamó cruzadas.

Se cuentan un total de ocho cruzadas entre los siglos XI y XIII. Aunque algunas de ellas consiguieron su principal objetivo, el dominio cristiano sobre Jerusalén duró poco tiempo, por lo que la ciudad terminó volviendo a manos musulmanas.

El fenómeno de las cruzadas dio lugar a episodios tan curiosos y trágicos como la cuarta cruzada, una expedición de cristianos que atacó y saqueó una ciudad también cristiana como Constantinopla, destruyendo sus tesoros y violando o pasando a cuchillo a muchos de sus habitantes; o la llamada cruzada de los niños, formada por miles de niños que, impregnados de idealismo, se dirigieron sin armas hacia Tierra Santa: la práctica totalidad de estos niños murieron de hambre y frío o a consecuencia de los naufragios, o fueron vendidos como esclavos.

Las cruzadas tuvieron efectos beneficiosos, como la promoción de los intercambios culturales y comerciales entre Oriente y Occidente, pero la crueldad desatada en algunas de estas expediciones (matanzas de judíos, musulmanes y cristianos ortodoxos) provocó al poco tiempo gran cantidad de odios y revanchas contra los cristianos de estos lugares a los que, justa o injustamente, se consideraba responsables de estas tropelías.

 

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