* La celebración eucarística de los primeros cristianos
En el día que llaman del sol se reúnen en
un mismo lugar los que viven en la ciudad lo mismo que los del campo y
se leen los escritos de los apóstoles y de los profetas todo el
tiempo que se puede.
Terminada la lectura, el que preside toma la palabra para amonestar o
animar a la imitación de cosas tan sublimes.
Después, todos nos ponemos de pie y elevamos nuestras súplicas.
Concluidas las oraciones, se trae el pan, el vino y el agua. El que preside
recita las oraciones con fervor y la acción de gracias, a lo cual
el pueblo responde "Amén". De los dones consagrados los
diáconos dan la comunión a todos los presentes y la llevan
a los ausentes.
Cuantos disponen de bienes y quieren, dan libremente lo que les parece.
Lo recogido se deposita en manos del que preside, quien se encarga de
socorrer a los huérfanos, a las viudas y a los que por enfermedad
o cualquier otra razón se hallan necesitados. También a
los presos y a los huéspedes llegados de lejos. En una palabra,
él es quien cuida de los necesitados.
S Justino (siglo II d.C.)
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