APÓCRIFO

Apócrifo en sentido etimológico, significa cosa escondida, oculta. El término se aplicaba, en la antigüedad, a los libros destinados sólo al uso privado de los adeptos a una secta. Después pasó a nombrar a los libros de origen dudoso, cuya autenticidad era impugnada. Entre los cristianos, el término se usó para designar ciertos escritos de autor desconocido y de contenido ambiguo, pero que se presentaban con carácter de sagrados. Por eso, el término apócrifo vino con el tiempo a significar lo mismo que "sospechoso de herejía" o "poco recomendable".

Los llamados apócrifos neotestamentarios son aquellos escritos que pretenden arrogarse el carácter de sagrados y equipararse a los que la Iglesia tiene por inspirados en el Nuevo Testamento. Ya San Lucas, al comienzo de su Evangelio, señala que "muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros" (Lc. 1, 1). Orígenes, en el siglo III, comentando este pasaje, distingue entre los cuatro evangelios inspirados y otros "compuestos por quienes se lanzaron a escribir evangelios sin estar investidos de la gracia del Espíritu Santo" (Hom. in Lc. I; PG 13, 1801). Tales serían los Evangelios apócrifos. Pero no sólo hay Evangelios apócrifos, sino también Hechos, Epístolas y Apocalipsis apócrifos.

Los apócrifos, a pesar de sus limitaciones -y en algún caso incluso de su heterodoxia doctrinal- han ejercido y ejercen un influjo enorme en la piedad y en la iconografía cristianas. En efecto, provienen de textos apócrifos muchos datos como los nombres de los padres de la Virgen María (Joaquín y Ana), el episodio de la Presentación de la Virgen niña en el templo, el número y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), los nombres y las historias del Buen Ladrón (Dimas) y del Mal Ladrón (Gestas), la historia de la Verónica (recogida incluso en el Vía Crucis tradicional), el nombre (Longinos) del centurión que atravesó el costado de Cristo en la cruz... Tan compenetrados están estos datos con nuestro conocimiento y nuestro sentir acerca de la vida de Jesús y de su Madre, que nos resistimos a reconocer que ninguno de ellos figura en los Evangelios canónicos...

Asimismo, muchos datos acerca de la vida de los Apóstoles proceden de fuentes apócrifas; algunos de esos datos justifican y explican la iconografía tradicional con la que los solemos representar en el arte.

(Para ver el nombre y contenido de los evangelios apócrifos: http://escrituras.tripod.com/)