Corrientes del budismo

Buda nunca se creyó un dios, ni habló tampoco de dios alguno. La "iluminación" que recibió no es tampoco una revelación divina, sino resultado del autoconocimiento. Y, en definitiva, pensaba que la salvación se alcanzaba por el esfuerzo personal, no con oraciones y sacrificios. De ahí, la afirmación de que el budismo no tiene Dios, o que se le considere la "gran religión atea". A pesar de ello, muchos budistas creen en un Ser Superior al que dan culto en la persona de Buda y otros, incluso, adoran a numersosas divinidades.

El budismo ha derivado, a lo largo de la historia, en varias ramas. Actualmente podemos distinguir las siguientes:

Budismo Hinayana: Una parte de los budistas han sido fieles a los aspectos de las enseñanzas de Buda sobre la divinidad: forman el Pequeño Vehículo. Propone un camino de salvación únicamente individual y accesible sólo a los monjes. El resto de los fieles ayuda a los monjes con la esperanza de renacer como monje en la próxima reencarnación. Actualmente se extiende por Sri Lanka, Myanmar, Tailandia, CAmboya y Laos.

Otros muchos han conservado los dioses y ritos de las religiones anteriores a la llegada del budismo, invocando además al propio Buda como a un dios. Estos otros budistas, que son la mayoría, forman el Gran Vehículo o Budismo mahayana. Ofrece un camino de salvación colectivo y accesible a todos, monjes y laicos. Se extiende por Chinja, Corea, Vietnam y Japón.

Además de estas dos grandes corrientes, la rama del budismo más conocida en Occidente es el llamado budismo vajrayana o vehículo del Diamante, también budismo tibetano o lamaísmo. Admite múltiples divinidades. Propone un camino de salvación basado, sobre todo, en la repetición de fórmulas mágicas (mantras). Los monjes, que reciben el título de "lama" (venerable maestro), son muy importantes. Está sólidamente implantado en el Tibet y Mongolia.