4. TODOS LLAMADOS A LA SANTIDAD

 

 

Todos. Porque la santidad no es privilegio de unos pocos. Porque no es una meta o un ideal inalcanzable y utópico. Porque santidad es la actitud de quienes aceptan a Dios y siguen su plan de vida; o sea, la actitud de quienes se constituyen en el Reino de Dios.

Y porque, para alcanzar esta santidad, uno no está solo: contamos con muchas cosas. Contamos, ante todo, con la palabra y con el ejemplo de Cristo; con la gracia de Dios y sus dones; con la fuerza de la oración y de los sacramentos; con los cristianos que nos rodean; y contamos con los que vivieron a lo largo de la historia.

De esta manera, todos estamos llamados a constituir el Reino de Dios. Y a todos nos es posible.

 

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Todos estamos llamados a la santidad:
cumplir el Plan de Dios